Este mes trae a la memoria recuerdos de mi infancia, del liceo, de postales elaboradas con ternura y dedicación para personas que por aquel entonces nos hacían dulces nuestras existencias, nuestra infantil visión del mundo estaba llena de sueños, personajes épicos y las aventuras fantásticas formaban parte del entorno cotidiano; celebraciones religiosas y seculares se confabulaban para crear una atmósfera solemne y mística.
Con el paso de los años las cosas se transforman, los valores ya no son los mismos en el presente, e igual nosotros cambiamos sin querer y la continuidad del tiempo nos recuerda el paso inexorable del tiempo en nuestra piel y alma.
Los recuerdos deben ser guardados como un tesoro personal, su contenido es inescrutable y sagrado pues forma parte de nuestra vida pasada y su reflejo vive aún en nuestro presente.
Demos a nuestro ser la oportunidad de realizar un viaje en el tiempo, a esos instantes únicos y puede ser que encontremos en el muchas de las respuestas a nuestras preguntas de hoy y del futuro.
Bienvenidos al ayer !!!
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